La presión sobre estos sistemas, ya sea por explotación o por impacto contaminante, depende de cómo se organicen las ciudades. Reducir el consumo de energía, es decir, reducir el consumo de recursos, tiene que ver sobre todo con los modelos de ocupación del territorio, de urbanismo, de movilidad, arquitectónicos y de metabolismo urbano, también con los estilos de vida que, de un modo u otro, quedan reflejados en los modelos anteriores.